Columna Semanal
08 de enero del 2019

Después de un proceso judicial de 14 años fue embargado el predio del IESO junto con todos sus edificios. El dueño del IESO tenía que pagar una deuda de entre 20 y 35 millones, pero no lo hizo. Con veinte años en ese sitio, con esos precios de colegiaturas y con 530 alumnos, ¿alguien cree que no tenía ese dinero?

Vamos por partes, cientos de alumnos, y de egresados, se vieron fuertemente afectados por el embargo. El sistema de calificaciones se perdió y no podían expedir historial académico. Muchos egresados aún no tienen sus papeles, pues los documentos estaban en depositaria de los juzgados, y varios tramites están sin seguimiento.

Los maestros, que desde siempre han sido los peores pagados de todo el estado, desertaron y la improvisación de catedráticos es otro problema. Los alumnos de ingeniería en sistemas no tienen aula de computación. Y cada quien debe llevar su computadora. Los alumnos más inteligentes optaron por la mejor opción: salirse de la escuela; a algunos les pusieron trabas, y otros no pudieron cambiarse por el sistema de cuatrimestres. Ahora sólo esperan el momento de egresar para imprecar al IESO.

Los actuales propietarios del predio ya se desentendieron con una manta y ahora empiezan a construir. Pero en la página web y redes del IESO aún aparecen fotos de sus antiguas instalaciones, además de su dirección, y eso bien podría ser publicidad engañosa, pues tendrían que mostrar las actuales, ubicadas en un hotel. Al parecer hay una demanda en Profeco porque la colegiatura no va de acuerdo a la infraestructura. Pero en Oaxaca nadie regula eso. Puedes pagar lo que sea y aun así hay escuelas que te meten en un gallinero.

Que hayan amontonado a los alumnos en un hotel lleva graves complicaciones. Por ejemplo, los baños, sólo hay uno dentro de cada salón, sí, dentro del salón. Pero eso no es lo preocupante, si las instituciones fueran serias se darían cuenta que es una irresponsabilidad enorme meter a tantos alumnos en un hotel, sin salidas de emergencia o escaleras de seguridad, y con una puerta para salir de menos de dos metros.

La SEP ha hecho caso omiso hasta ahora, y habría que preguntarse por qué. También Protección Civil debería tomar cartas en el asunto. Pero no lo hará. La respuesta es irónica y simple. El dueño del hotel es el antiguo titular de Protección Civil, Armando Bohorquez que, según los medios, fue despido porque no le preocupó que las alarmas para sismos no funcionaran cuando ocurrió la tragedia de septiembre. Ahora, todas las autoridades están actuando irresponsablemente con el caso IESO.

Se rumora que había inmunidad para la escuela, por eso el juicio duró tanto, además de protección para el dueño, por sus amistades. A Gabino, por ejemplo, se le veía en las cabinas de la universidad cuando hacía la campaña para Diodoro. La universidad también era famosa por vender títulos, el último caso sonado fue el del extitular de Liconsa, Héctor Pablo Puga Leyva, que nunca asistió pero se graduó como comunicólogo.

Pero lo que más caracterizó a los dueños de IESO era que jamás tenían contacto con los alumnos y preferían más a sus perros. Los dueños crearon su fundación porque ya no cabían en la universidad. Hubo un momento en que los sillones de la dirección eran cama de los animales, y con sus ladridos y peleas se dificultaban las clases, además de los problemas de salud que conllevaban sus excrementos. En fin, llenaron tanto de canes el lugar que se rumoraba que por cada estudiante había tres perros. Pero entonces no le importó a la SEP ni a nadie.

Si depende de Luis Cortés Osorio los va a traer de aquí para allá durante años, como lo ha hecho con su preparatoria Macedonio Alcalá, pues pasa el tiempo, y las circunstancias, y a él no le preocupan los estudiantes. Y todo indica que los pobres alumnos se quedarán en el hotel recibiendo clases, tratando de ser realmente silenciosos cada vez que acudan al baño.

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