El ser humano actual puede recibir grandes cantidades de información de manera rápida y fácil gracias a la nueva era tecnológica en la que vivimos. Existen varios sitios web en los cuales se encuentran diferentes tipos de información y/o servicios. Estos portales están destinados a proveer información específica de algún tema en especial. Sin embargo muchos de estos sitios no proveen información realmente útil. Podría ser comprensible ya que uno de los servicios o funciones de estos portales es el entretenimiento. ¿Pero existe algún organismo que revise el contenido de todos estos sitios? ¿Hay alguien que regule que el contenido sea apropiado de acuerdo a las edades?
Está claro que gran cantidad de información en las páginas web es falsa e incluso, aunque no sea tan evidente para algunas personas, existe contenido extremista o pornográfico de fácil acceso para niños y jóvenes. ¿Los padres supervisan los sitios web que los niños visitan? Es preocupante observar cómo los jóvenes y niños tienen acceso a sitios web violentos, y al no tener límites ni valores comienzan a creer que lo que observan en la pantalla está bien; y aunque supieran que no, no saben autocontrolarse. No usan la razón. No saben hacia donde se dirigen. La morbosidad ha llegado a sustituir la curiosidad y el amor al conocimiento.
Cuando un niño se encuentra con el nuevo mundo del internet ocurre un cambio dramático al introducirse dentro de nuevas tecnologías y tener la posibilidad de ver en tiempo real ciertas noticias. La imitación es parte de los pequeños y lo que ven diariamente en casa, en la computadora o la gran variedad que los dispositivos móviles que les dan los padres para que no den “lata”, es lo que van a reflejar en su entorno con amigos y compañeros de la escuela. La violencia virtual deriva en violencia objetiva, bullying.
En pocos años la tecnología ha logrado deshumanizar a la sociedad; los cambios ocurren a velocidades vertiginosas y lo que hoy parece una novedad, en poco tiempo podría ser obsoleto o inútil. La aceleración de los procesos biológicos ha llevado a nublar la razón de manera que no se pueden generar formas de vida equilibradas, donde el ego es lo único que cuenta. La necesidad de ser trending topic, de tener muchas reacciones o “me gusta”, de ser el centro de atención es muy grande. La autogratificación es el premio más grande que un chico de entre 8 y 19 años puede obtener, y no precisamente por un logro real, sino por el simple hecho de que pudo obtener más de cien o doscientos likes de personas que ni siquiera conoce.
En un mundo donde las mejores relaciones son virtuales, el exhibicionismo se ha vuelto algo concurrido para llamar la atención. Las alternativas para ser “único” van disminuyendo y el delirio protagónico deriva en acciones extremas. El paso de la violencia virtual a la objetiva no es un proceso largo, sino más bien el reflejo del culto a la violencia que es un común denominador en la mayoría de los escenarios virtuales; donde se hace pasar por un inofensivo juego.
La tecnología y especialmente las redes sociales pueden ser peligrosas y tomar gran parte de nuestro tiempo si es que no son bien administradas. La tecnología no es mala, nos ofrece muchas opciones para comunicarnos y aprender cosas nuevas; lo malo es el uso que le damos al dejar nuestro tiempo libre convertirse en ocio. Pienso que realmente es necesario que los niños sean instruidos y se les den conocimientos informáticos así como que se les enseñen valores como el altruismo y el respeto, para que usen todo ese aprendizaje y puedan razonar, tener conciencia sobre el bien y el mal.
La educación que reciben los niños es realmente importante para su futuro, si desde pequeños se les enseña a complementar antes de destruir o lastimar, las nuevas generaciones gozaran de una mejor sociedad que la que existe ahora.