Columna Semanal
21 de agosto del 2019

Yo que he sido muchos hombres, he sido muchos lectores; yo que nunca he sido sólo lector, no he dejado de leer a Borges.

No podemos hablar de literatura si no hablamos de Borges, cada uno de sus ojos ciegos era un Aleph. Como Cervantes, como Shakespeare resulta inconcebible en la literatura actual. Jorge Luis Borges, aunque aceptó tener muchas patrias, nació el 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires, hablando inglés y español. En 1914 viajó a Ginebra, ahí le fue revelado el latín, el francés, el alemán y la nostalgia del Nuevo Mundo. De vuelta en su país fundó tres revistas que no duraron más de dos años. En 1923 pública su primer libro Fervor de Buenos aires; posteriormente, trabajó nueve años en la Biblioteca Municipal; fue elegido presidente de la Sociedad Argentina de Escritores y director de la Biblioteca Nacional.

Schopenhauer escribe que la poesía es el arte de poner en juego la imaginación por medio de las palabras; Borges, extereoriza las palabras por medio de poemas, ensayos y cuentos. Su erudición metafísica lo llevó a ser más lector que escritor, legado de una pared llena de libros.

El mundo borgeano de los laberintos y los espejos es la especulación filosófica del tiempo y la realidad, en él, encontramos a Borges el soñador, despierta y se da cuenta que ha sido soñado por otro; el metafísico, crea una metafísica personal cuya condición consiste en combinar la persecución del ideal, o sea, la invención, el rigor, la elegancia del relato; el poeta, se asombra ante el misterio del mundo, pero, como Quevedo: “Nada me desengaña. El mundo me ha hechizado”; el autor de la obra dentro de la obra, Pierre Menard que es el autor del Quijote que es el autor de Cervantes que es el autor de Borges; un análisis apreciado en su país y en todo el continente.

En su célebre cuento El jardín de los senderos que se bifurcan (1941), Borges, anticipa el enigma del entorno, combinando literatura con la forma más prestigiosa de conocimiento: la ciencia. Se acerca con una lucidez extrema a la idea de los universos paralelos que se multiplican. El autor plantea en el cuento que dos opciones, con un mismo origen, se pueden desarrollar a la vez alrededor de ese mismo origen y en un futuro próximo, de tal forma que dos realidades opuestas llegan a existir de manera simultánea. Consigue mostrarnos que se puede estar y no estar al mismo tiempo, en opciones de probabilidad cósmica. Borges se adelanta unos años al término de los Muchos Mundos, más conocida como la Teoría de los Mundos Paralelos, una hipótesis de la Física Cuántica desarrollada por el físico norteamericano Hugh Everett que introdujo en 1957.

Borges, fuente de inspiración para sus colegas del siglo XX, el conferencista ciego que recibió el Premio Nacional de Literatura (Argentina 1956), Premio Alfonso Reyes, Premio Cervantes, doctorados honoris causa, candidato a convertirse en ícono pop ¿acaso Borges perdió el Nobel, o el Nobel perdió a Borges?

Con asombro, con vértigo, con aceptación, murió en Ginebra el 14 de junio de 1986. Quedarían pendientes cuentos, poemas, prólogos y su biblioteca personal. A partir del año sesenta se hizo universal y su obra se tradujo a casi todos los idiomas.

Siempre quise escapar de Borges, pero tarde o temprano, te atrapa. Cualquier opción desvía en Borges, libros y libros procesados en los suyos, como Ficciones. Lector, si no lees a Borges, no existe.

Pepe Guevara
Fotografía de Pepe Guevara

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