Oaxaca
22 de marzo del 2017

La mejor historia que conozco sobre Oaxaca en el cine me remite a la escena donde un indígena llamado Ánimas se alegra porque en el velorio de su hijo hay gente y le dice a su compadre: “¡Hartos amigos!”, el otro le responde: “Compadre, son mis amigos, yo los traje”, el indio enojado contesta: “¡Pero el muerto es mío!” El diálogo es de la película Ánimas Trujano (1961), dirigida por Ismael Rodríguez en la época del cine de oro en México, una cinta protagonizada por el japonés Toshiro Mifune, cuya actuación resulta admirable.

Sergei Einsenstein, cineasta ruso, fue otro que filmó a Oaxaca en la Fantasía mexicana, ¡Viva México! (1930) y en el desastre sísmico que destrozó a la ciudad en 1931; el director es de los primeros en documentar al México que pocos retratan en esa época. Es curioso que las mejores actuaciones y registros sobre ese tiempo sean de extranjeros.

Oaxaca no ha sido filmada innumerables veces en formato de cine como ha sido descrita en crónicas literarias de muchos escritores, que han pasado por este suelo, al contrario, es extraño que en épocas actuales un director de ficción decida filmar en Oaxaca; muy diferente es el caso de videostas que han explotado con gran éxito el género de documental en formatos de video digital. Entre las grandes producciones que han llegado a la ciudad y a algunas comunidades de la Costa del Estado, encontramos casos como: Under fire (1983), Y tu mamá también (2001), Nacho Libre (2006) y Morelos (2012) cuyos gastos de producción son mayores a una de decena de millones de pesos, o dólares, en el caso de las extranjeras.

El que contadas y grandes producciones se decidan a filmar en Oaxaca, no quiere decir que se está produciendo cine en la entidad. El cine a diferencia de las otras artes, requiere de un gran equipo humano, una infraestructura muy especializada y mucho dinero que el gobierno y empresarios difícilmente están dispuestos a arriesgar ante la situación cinematográfica en el país, aun con logros significativos en los últimos siete años como lo estipula el artículo 226 del Impuesto Sobre la Renta, que permite deducir el 10 por ciento a las empresas que apoyen a los proyectos cinematográficos. Sin embargo, hay casos que tienen el mérito de la excepción: los cineastas oaxaqueños formados en las poquísimas escuelas de cine en el país explotan su evidente necesidad creativa de hacer cine sobre su tierra. Los más reconocidos son: Ignacio Ortiz, Rigoberto Pérezcano, Roberto López Flores y Carlos Poblano.

En los últimos diez años la industria cinematográfica mexicana no deja de lado las quejas constantes entre ellas: la escasez de financiamiento, la competencia de producciones de Hollywood, la debilidad normativa y legal que rige la industria y las salas de exhibición, la falta de iniciativas conjuntas y asociativas entre integrantes de la industria mexicana y gobierno..., de ésta última, Oaxaca tiene de qué hablar. En el caso de la exhibición la situación es distinta; promotores, gestores culturales y proyectos iniciados desde la perspectiva civil, han desarrollado una paciencia infinita para obtener los recursos financieros que han solicitado al gobierno.

UN POCO DE HISTORIA

Pareciera que en un abrir y cerrar de ojos las salas de exhibición que se localizaban en distintos puntos de la Ciudad de Oaxaca desaparecieron en 2005, ante la llegada de los complejos de MM Cinemas (hoy Cinemex) y Cinépolis. La exhibición del cine comercial se hizo un duopolio, y eso no sólo ocurrió en Oaxaca, sino en todo el país; a pesar ello, bibliotecas, grupos artísticos, restaurantes y bares, persisten en la oferta gratuita de proyección de películas en la entidad; actualmente hay dos iniciativas civiles exitosas, una de ellas casi extinta y relegada en San Agustín Etla, pero que jugó un papel importante en la formación de un público cinéfilo durante casi veinte años: El Cineclub el Pochote. Lugar que también formó a la generación de los que hoy dirigen otros proyectos parecidos y mucho más ambiciosos.

En enero de 2011 Francisco Toledo emitió un comunicado anunciando el cierre del cine-club. No había dinero y los espectadores eran de tres a cuatro en la sala. El ciclo de vida del lugar había terminado. El proyecto inició en 1993 en las salas del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo y finalmente, en 1998 se fundó El Pochote Cineclub en el inmueble ubicado en el empedrado de la calle de García Vigil 817, en los antiguos arcos del barrio de Xochimilco.

Desde que el cineclub adquirió un inmueble fijo, se realizaron un aproximado de cuatro mil diecisiete proyecciones dobles, se contaba con un acervo de tres mil quinientas películas en formato VHS, DVD y entre sus actividades se incluyeron charlas, conferencias, presentaciones, inauguraciones, festivales, entrega de premios a cineastas y un largo etcétera de actividades relacionadas con cine, que en palabras su fundador nació “para acercar a los oaxaqueños al cine de autor y un medio para que cualquier persona amplíe su visión del mundo, al acercarse a lugares, personas, situaciones tan distantes y distintas a las propias o tan parecidas”1.

Rigoberto Pérezcano recuerda que su primera formación antes del Pochote fue a través de dos cajas de películas en VHS, que el creador juchiteco le encargó acomodar y ver. Durante el periodo que el Pochote existió, entre los coordinadores estuvieron: Roberto López Flores e Isabel Rojas, que actualmente trabajan en el medio (creación y exhibición de cine).

El 15 de diciembre de 2009, con la presentación de Norteado (ópera prima de Pérezcano) en el teatro Macedonio Alcalá, comienza lo que en noviembre de 2011 se consolida como OaxacaCine dedicado a la exhibición y formación cinematográfica. Un proyecto civil desarrollado en el Teatro Macedonio Alcalá y cuyos fundadores son: Isabel Rojas, Rigoberto Pérezcano, Guillermo Quijas-Corzo, entre otros cineastas y videastas residentes de la entidad.

A propósito de su creación, la XXXI Feria Internacional del libro de Oaxaca fue dedicada a Cine y Literatura, durante dos semanas la ciudad reunió a directores, cineastas, críticos, actores y escritores, que plantearon muchos de los problemas de exhibición, producción y distribución del cine mexicano a nivel nacional; OaxacaCine lució como un modelo de exhibición que nacía en un lugar propicio, aunque no faltó el temor de sus directores que dudaban de su éxito; hoy a más de veinte meses de su fundación ha alcanzado una taquilla de más de 26 mil butacas vendidas en veinte temporadas. Una de sus políticas que ha hecho correr la voz entre cineastas que han venido a presentar sus trabajos, es que de los recursos obtenidos, el 50 por cierto es para el teatro y el otro para el director o a las distribuidoras de las películas proyectas; un sistema que pone en jaque al inequitativo modelo de las salas comerciales, donde los dueños de éstas, son los que se quedan con más de 60 por ciento de las ventas en taquillas y no sólo eso, en el caso de películas mexicanas, o en su clasificación de “cine de autor”, su tiempo en cartelera es brevísimo.

En Oaxaca la gente ve cine, el acceso a películas de autor gracias al Pochote, ha educado a un público que se sigue formando y que no necesariamente consume las películas que ofrecen las salas comerciales, sino las propuestas de autor y que por su dificultades de distribución en las grandes cadenas optan por buscar espacios alternativos.

Recientemente el proyecto de la Cineteca gestado e impulsado desde el origen de Oaxaca-Cine fue confirmado, se denominará Centro de las Artes Cinematográficas y Audiovisuales, enfocado a impulsar y promover la exhibición de cine en material videográfico, que estará localizado en el Centro Histórico y contará con cinco salas de proyección para más de ochocientas personas.

Festivales como Ambulante clausuran cada año en la ciudad, dado que después del D.F. es la región donde hay más público y no sólo eso, el oaxaqueño es un público que gusta de preguntar y discutir con los cineastas, según asegura Isabel Rojas en su experiencia como directora de OaxacaCine Alcalá.

En el plano de exhibición también existen otros festivales de cine que se realizan una vez al año, entre ellos el Foro de creación Oaxaca (FOCO) creado en 2009, festival audiovisual y fotográfico, que exhibe material de artistas emergentes, de mediana trayectoria y residentes de la entidad de otros estados de la República y países de América Latina.

Otro caso es el Oaxaca FilmFestival creado en 2010 por el iraní Ramiz Adeeb Azar, que en su tercera edición participaron cincuenta países, las escuelas de cine en México y obtuvo una audiencia total de más de 30 mil personas en veinte sedes, durante diez días, según los datos proporcionados en su página. Una cifra de asistencia imponente, que no dudo puede ser posible, pero sí difícil de alcanzar, dado que en la mayoría de las proyecciones de cine en Oaxaca en su caso más exitoso tienen tan sólo alrededor de un máximo de trescientas personas y éstas son ocasiones muy contadas y especiales, como los eventos en los que incluyen un ensamble musical en vivo, una proyección gratuita o la asistencia de una celebridad (cineasta, crítico o actor), incluso para las salas comerciales y el mismo festival Ambulante de documentales.

DISTINGUIR ENTRE UNA GENERACIÓN Y EL ENCUENTRO DE UNA VOZ PROPIA

El consumo de arte como un bien o un acto de aprendizaje individual, permite que el bagaje de las nuevas generaciones que se están acercando al cine esté dando resultados, no sólo en materia de producción, sino proyectos que están logrando un acceso más interactivo de los espectadores con los realizadores experimentados a través de programas de enseñanza básica sobre uso de cámaras de video, control de sonido, composición fotográfica, realización de un guión, apreciación cinematográfica, conocimientos básicos que videastas y cineastas deben dominar, actividades que proyectos como el Campamente Audiovisual Itinerante ofrece en su segunda emisión este año; pero también están los nuevos cineastas originarios y residentes, que están dando de qué hablar, como Roberto Olivares con Silvestre Pantaleón, ganador del Mejor largometraje documental en Festival Internacional de Cine en Morelia; Yovegami Azcona con Sones mixes en la ciudad, ganador del Primer Concurso Nacional de Documental y Cortometraje para Jóvenes “Miradas sin tiempo” convocado por los institutos nacionales de Antropología e Historia (iNAH-Conaculta) y Mexicano de Cinematografía (IMCINE); y Ángeles Cruz con La tiricia o cómo curar la tristeza ganadora del premio Ariel en la categoría de cortometraje de ficción.

Entre las voces más experimentadas tenemos a Ignacio Ortiz, el cineasta oaxaqueño activo con mayor experiencia y con un estilo consolidado, según la crítica de cine, Fernanda Solórzano, “es quizá el único director mexicano capaz de traducir a imágenes recursos del realismo mágico o de la mitología indígena sin caer en chabacanerías ni resbalar en el folclor”, entre sus obras más destacadas y premiadas están: Cuentos de hadas para dormir cocodrilos y Mezcal, de las que ha sido director; con el cineasta Carlos Carrera ha trabajado como guionista que le han valido varios premios Ariel además de ser proyectadas en festivales como Cannes y la Habana, sin duda un genio en el séptimo arte, pero con dificultades para la comercialización de sus obras.

El segundo es Rigoberto Pérezcano, autor del documental XV años en Zaachila y Norteado, esta última su ópera prima en ficción y con más de una decena de premios en Festivales alrededor del mundo; actualmente se encuentra en etapa de posproducción de su siguiente película Carmesí tropical.

El cine por ser una industria multitudinaria, nos abre muchas posibilidades para ser explotadas, a raíz de uno de los muchos proyectos que fueron iniciados por un artista, espectadores como yo, hemos descubierto varias de nuestras vocaciones: ser testigos, actores y parte de los nuevos proyectos que tienen que ver con valorar al cine, hecho y expuesto en nuestra tierra.

Nota(s)

Agradezco a Roberto López Flores, Isabel Rojas, Rigoberto Pérezcano y Juan Robles por su tiempo en las entrevistas realizadas.

  1. Aguilar Orihuela Alonso. Explica Toledo principio y fin de su cine club. Diario Milenio 09/02/2011, en red: http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/8908725.

  2. Pérez García Carina. Oaxaca tendrá Centro de las Artes Cinematográficas y Audiovisuales. Diario Noticias 15/06/2013, en red: http://www.noticiasnet. mx/portal/oaxaca/156502-oaxaca-tendra-centro- artes-cinematograficas-audiovisuales.

Frases
Viridiana Choy

Oaxaca, 1983. Estudió Ciencias de la Comunicación. Es colaboradora de la revista Avispero y actualmente reside y estudia en Nueva York.

Fotografía de Viridiana Choy

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